El burro por dentro

Cadenas al Andinista y Candado a las Montañas

Un capítulo olvidado en el libro The Donkey Inside de Ludwig Bemelmans, constituyen las últimas “genialidades” burrocráticas. Aquí en este bello y sin par pedacito de planeta llamado Ecuador, se ponen cadenas y obstáculos a los miembros de los diferentes clubes de andinismo, quienes por años han practicado esta actividad de subir montañas, que no es un deporte. Y no pregunte qué es, aunque la respuesta la dio el gran montañero Ramiro Navarrete cuando dijo que “preguntar por qué subimos montañas, es como preguntarle a un niño por qué juega”
El ministerio del ambiente, @Ambiente_Ec, y su personal en campo, es decir en el ingreso a parques nacionales, si ve a un grupo de humanos, quienes cargados de las armas y atuendos propios de montañeros de altura, desean intentar una batalla, contra sus propios demonios, quizá en compañía de amigos y socios de un Club de Alta Montaña, no hacen otra cosa que ¡JODER!Montañista: ¡Epa! Porqué nos cierran el paso.
Carcelero: Así no san dispuesto las autoridades, señor. Papeles.
Montañista: ¿Qué papeles?
Carcelero: Los carnets de que están altamente capacitados y son profesionales para ir a las montañas.
Montañista: Bueno, aquí tenemos el carnet del club, avalan a cada uno de quienes ya venimos haciendo esto desde hace 20 años… o más
Carcelero: Eso no sirve. Deben ser autorizaciones por escrito por parte del @Ambiente_Ec y sus solicitudes solicitadas con al menos un mes. Además, cuál es su guía, debe ser un profesional certificado.
Montañista: Sí claro, el chofer es profesional.


El subir montañas es un riesgo que cada cual asume, unos morirán por pendejos pues arriesgan mucho sin saber ni caminar, otros en cambio conforme las leyes de natura terminarán de visita a la huesuda Parca, porque así son las variables en la naturaleza, y por más técnica no tienes todo el control. Quienes con responsabilidad suben montañas se iniciaron en un Club de Alta Montaña, allí, con amigos, sin interés de vender rutas de montaña, aprendieron de las técnicas necesarias y lograron conocer sus límites. Pero que hoy se les exija “papeles” es una estupidez. Y mientras los turistas pasan sin ser controlados, quienes dejan ver el regatón de su piolet a un desesperado guardia del @Ambiente_Ec está sentenciado a no batirse a duelo con la ruta normal de un nevado.
Un carnet de socio activo, entregado por un club de trayectoria como los es el CAP (Club de Andinismo Politécnico) y como esté hay algunos clubes responsables, debe ser suficiente, el resto va por cuenta del montañista novato o experimentado. Pensar que los miembros de los clubes deban someterse a semejante papeleo insufrible, es una prueba del profundo desconocimiento de esta actividad, que no es un deporte. Quizá el ministerio del deporte, @DeporteEC, que bien haría en ordenar y proyectar a este bello pedacito de planeta llamado Ecuador, como la joya de la aventura extrema que es, lo haga sin entrar en los vericuetos Kafkianos.

En las salidas del Club, llevamos socios viejos para entrenar novatos, sino cuando dejarían de serlo. Y claro los viejos vamos a retozar por entre glaciares y visitar la cumbre desde las rutas viejas. No somos guías de nacionales o de extranjeros. Quienes llevan la carga de tan enorme responsabilidad por supuesto deben seguir curos de especialización, formación, idiomas etc. Los guías salieron en su tiempo de algún Club de Alta Montaña.
Hasta tanto, y hasta el infinito y más allá de los tiempos, los montañeros tenemos un gúgol de posibilidades de evitar encontrarnos con las insufribles leyes normas y demás idioteces burrocráticas. Cada montañas es un universo de posibilidades y rutas, vías antiguas que reconocer hay por decenas, y nuevas vías de belleza cuántica por doquier. Debemos agradecer a la estupidez y a la ignorancia, porque han despertado al verdadero montañista, al aventurero que se estaba adormeciendo en las rutas normales, que a propósito cada vez son verdaderas avalanchas de bípedos depredadores en pos de una ruta, una cumbre hollada un gúgol de veces.

Carcelero: No pueden pasar señores.
Montañista: Nos vamos de caminata, solo a conocer la laguna Limpiopungo. Mira vamos a poner la ferretería y cuerdas en esta maleta bien sellada, si quieres nos vemos por allá y nos haces una revisión exhaustiva… a lo mejor nos alcances allá por la oriental del Coto, por entre las venerables Ruinas de Galadriel y su vía abandonada.

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