El hombre es un dios cuando sueña, y un mendigo cuando piensa
Hölderlin
—¡Shalvita!, baje ya de ese árbol.
—Ya voy papá. Aún no logro sacar al Lapo que ha caído en la trampa.
—No sé qué tanto hace trepado en el árbol de capulí, se la pasa encaramado en los árboles cual si fuera un mono. Deje ya de comer tantos capulíes que le va arder la panza; mire a su querido y grasiento perro Fox, el pobre, ya no puede más de tanto que ha tragado.
Shalva desciende del gigante árbol con un hermoso pájaro llamado Lapo o Huairachuro, y le dice a su  padre:
—¿Te gusta el Lapo?, lo he atrapado para ti, con él podrás hacer unas hermosas acuarelas y luego lo soltaremos, ¿verdad? ¿lo dejaremos ir?. Además hoy no me he quedado dormido en lo alto del árbol, así que no había peligro de que cayera, y si ello pasa saldría volando como un niño-dragón ¿verdad papá?.
—Tenga cuidado hijo, que este bicho pico de playo, podría arrancarle un dedo, no podemos ser tan confiados, todas las frutas que comen… y comemos, han sido modificadas por los gases contaminantes que emite el Mundo Moderno. En verdad el pajarraco es hermoso, vamos a ver si logro pintarlo ahora mismo, que mañana le devolveremos su libertad. En cuanto a su vuelo dragonil, es mejor no confiarse, que por ahora los dragones parecen andar de vacaciones.
Shalva piensa:
“Esta vez me he librado del reto con su voz de trueno y mirada de fuego; aunque su rostro ya se estaba poniendo coloradote”.

Difícil resulta comprender el origen de los deseos humanos, por ejemplo, recuerdo con soberano temor los días en que el pequeño Shalva, dio inicio a una larga lista de peticiones de lo más extrañas, su padre, el inquebrantable Obe, ya se había acostumbrado a ellas. Shalva pidió a su padre que le ayudara a concretar
su deseo de tener un clon; sí, un clon. Obe sonrió a su crío y le preguntó, “¿y qué quieres clonar?”, a lo que Shalva respondió: Es hora de copiarme a mí mismo.
Cuanto tiempo ha, desde que los humanos piensan de forma muy contraria a la de sus antepasados, considero que esa nueva filosofía desarraigada, se inició, como todo, por necesidad, cuando la saturación de la atmósfera con gases nocivos llegó a límites insospechados, y claro, el agua que bebían y los alimentos que ingerían, así como también los haces del canicular sol, modificaban a diario su íntima estructura molecular. La mutación biológica natural requiere millones de años, pero el medioambiente los estaba obligando a mutar rápidamente, y de cierta forma la especie humana le hecho una mano al cambio biológico, las mutaciones se hicieron impredecibles para el conocimiento humano, y pronto se vieron forzados a defender la existencia de su especie, es decir de las diferentes variantes de homininos. Muchos eran ya nuevas subespecies, pero decirlo seguía resultando una afrenta contra la vanidad del humano.

Shalva, había sido debidamente instruido sobre los efectos nocivos que causaba en el hipotálamo el excesivo uso y abuso del otrora insipiente sistema de comunicación y colaboración unificada (tecnología a la que se llamó UC2), nueva tecnología que lo mantenía en contacto con todos sus compañeros. Era el sistema de comunicación por excelencia entre sus congéneres y totalmente impersonal; así, les permitía no solamente conversar, sino que compartían sus gestos mediante video en tiempo real, compartían las sensaciones corpóreas, y degustaban de los sabores y olores de un mundo decadente mediante censores de tecnología avanzada. Jugaban virtualmente, iban juntos de paseo, a lugares insólitos… y todo ello a salvo de los físicos contactos entre sus ya marchitos y sospechosos cuerpos biológicos.

Muy conciente estaba Shalva de los efectos secundarios del UC2, pero a propósito hacía uso extensivo del sistema, y con la máxima potencia, pues sabía que las señales de radio modificaban la estructura misma de su red neuronal, anhelaba la mutación, sentía placer en ello.
Las ondas electromagnéticas del UC2, alteraba el sistema inmunológico; las milésimas de grado en aumento de temperatura que el hipotálamo experimentaba, era para el cerebro como un ataque de virus, bacteria o cualquier bicharraco biológico. El sistema inmunológico del cuerpo humano entraban en alerta, el caos imperaba en el organismo, y con ello el placentero estado de cambio.
Obe, no dejaba de pensar en la petición que Shalva le hiciera, esperaba con ansia que una nueva técnica de conservación de la vida humana fuese puesta en producción. La clonación para multiplicar a los esclavos para especializarlos en alguna técnica puntual, o como juguetes para la guerra, era aceptable, pero como método para preservar a un familiar era un asunto psicológicamente traumatizante y falsamente superado.
En el mundo civilizado los lavados de cerebro bajo el esquema de la reprogramación neurolingüística eran el tratamiento por excelencia para mantener el equilibrio mental de los clones esclavos, que se producían por la estúpida idea de aumentar la productividad en el planeta, de mantener los estándares de la vida moderna.
La reprogramación neurolingüística aplicada a los clones o a sus originales era la panacea, hace tiempo que los dioses de los humanos habían muerto, porque ya no los ayudaban a escapar de sus temores preternaturales, ontológicos y metafísicos. Pero como nada es perfecto, el proceso de clonación y reprogramación no siempre migraba la memoria sin errores. No siempre un humano reprogramado o su mente migrada a un clon, quedaba libre de sus profundos terrores cósmicos. A veces quedaban vacíos tremendos, saltos de memoria y problemas estructurales de los enlaces neuronales, por tanto la demencia era casi una constante, en medio de una población aletargada en rápido descenso al colapso. Un mundo moderno plagado de taras profundas en las subespecies de homo sapiens, con el antes bello mundo sometido a sus designios.

Obe, objetaba en su crío el uso de la UC2, y precisamente para denunciar los males de tal tecnología a los pocos bípedos que ansiaban al igual que él, un retorno a la tierra antigua; mantenía
una vieja estación en el dial, “La Voz del Troglodita”, que transmitía en onda corta, considerada de la prehistoria en esta época de modernismos apresurados, en pos de la felicidad anhelada,
y sustentada en el consumo de las nuevas tecnologías.

En esta radioemisora, por supuesto de muy poca sintonía, como era de esperarse, mediante sus ondas electromagnéticas, a diario, se explicaban los efectos nocivos de la UC2; y, también sobre sus ondas, Obe, vociferaba acerca de la inminente destrucción del ya enfermo animal esférico llamado Gea. Obe, obviamente era considerado un revoltoso conspirador y ácrata apasionado.
Presionado por sus sentimientos egoístas de padre, Obe, por conservar de alguna forma a su crío, y temiendo que una mejor tecnología en reemplazo del actual proceso existente de clonación tardase demasiado, en su interior había decidido proponer, a su hijo que se sometiera finalmente a la cámara de clonación humana.
Y así lo hizo un día, Obe propuso a su hijo la posibilidad de que se clonara, pero el momento tan esperado por Shalva, de manera inesperada se diluyó; éste de manera inesperada, huyó, salió chillando, “…no estoy listo papá”, recuerdo gritó mientras escapaba. Y ahora me pregunto cómo iba a estarlo, éste había caído en los tentáculos del placer producto de la segregación descomunal de endorfinas que le causaba el hacer uso de la UC2, y curiosamente también sentía náusea cuando un clon se le acercaba.

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