En búsqueda de los Himalayas

Despegue y llegada donde Floripondio El rey Alucinógeno.
Todos quienes hemos escalado en alta montaña, entramos en la espiral de la sin razón, cuando de los Himalayas escuchamos. Y ese fue mi caso, ante la posibilidad de viajar a la tan famosa hilera de ochomiles, enloquecí, deje de lado las tantas historias detalladas que había leído de los grandes himalayistas de antaño, de aquellos que por sus propios medios forzaron las rutas inéditas, las que ahora en su mayor parte son las autopistas de altura para las incesantes murgas de bípedos en busca de «gloria», sin reparar en la pestilente basura que dejan a su paso.Monté entonces en una máquina voladora, tan repleta de gentes, que hasta el cogote le pesaba, esa creo fué una de las razónes para demorar tanto el vuelo. Estaba trepadado en un zúngaro. Rechoncho animal de caucho y metal, especie de dragón metálico bautizado por los parientes del caballero de la triste figura como IBERIA 740. Vaya engendro en el que embarqué en pos de un sueño :ir a los himalayas.Como suele suceder, en viajes largos, los amigos, cancerberos del mundo onírico de los locos, recomiendan cosas tales como: «pegate una tella de vino» o un teke de medio metro, asi no sentiras nada ni a nadie». En vez de una tella, me tragué 4, y entonces la melópea fué infernal, llegé a puerto de la vieja patria de los «Moros y Cristianos», «hecho bunga» harando, era la envidia de los gasterópodos, amantes del suelo. Y para colmo de males, como era de esperar, los moros son farsantes e impuntuales, pues el zúngaro llegó con retraso.
A punto de perder el siguiente zúngaro con destino a tierra Teutona, me encomendé a Dulcinea, y emprendí feroz y desigual carrera contra una potra germana, quien al parecer era alma en pena, pena por haberse embarcado en los lomos de un zúngaro IBERO 740. Llegamos justo a tiempo, pero como «Murphys Law» manda en todo el universo entrópico,  la morita de IBERIA dijo: » habéis corrido en vano, el zungarito esta retrazado, se le ha pegado una bola de cera en la pata, el arreglo tomará 50 minutos» .
Después de tantos avatares, 10.000 Km de recorrido por la panza de Gea, llege a la Germania, en donde dí rienda suelta a la locura enredándome en las entrañas de tanto silicio que en esa tierra habita: » oh internet que estas en el ciberespacio, vendecido sea tu link». Terminó el día durmiendo  a pierna suelta en la acogedora terminal, dando vueltas en el tren interno a ver si si las musas hacían su trabajo.Amaneció, y con todo el entumecimiento a cuestas logré dar después de tanta vuelta con la aerolínea Gulf Air, que me llevaría hacia el Sultanato De Omán. La alucinación extrema, tal vez producto de vivir en las fauces de la ardiente Falak, hizo a sus habitantes o a uno solo de ellos parir a Las Mil y Una Noches. Aprovechando la sed de petróleo del zúngaro aéreo del Golfo, los que en su panza viajabamos, tuvimos la oportunidad de devorar la magnificencia de la arquitectura árabe. Una noche de engorde en los brazos de Al-Shira-A, codiciando sus joyas.
Palacete, en el Sultanato de Omán

Del país de las maravillas, fui a parar en el Babahoyo de Nepal, en un zúngaro que trazó la ruta Quito-Madrid-Frankfurt-Bahrain-Muscat-Kathmandú.
Babahoyo Nepalés, con las excepciones del caso, idioma, vestimenta, costumbres. Realmente existe un solo barrio que es muy similar, se llama Thamel, terrible laberinto relleno de bípedos de todas las nacionalidades, insistentes vendedores de opio y hachís y quien sabe que mas hierbas fumables. En este sitio cualquier transeúnte se cree con el derecho de hacerle las propuestas más inverosímiles, desde llevarte a danzar con elefantes, hasta treparte a bajo costo en la cima del Sagarmata, y mientras eso sucede, una buena sesión de baile, humo y de gustación de cadáver de yak.
Con el perdón de Dulcinea, pero en este «Candente Toboso Nepalino», los amantes de las nieves eternas, que desvariamos con el placer de clavarnos en el hielo, nos sometemos a la prueba máxima de resistencia, para no caer en la tentación de alquilar cada una de nuestras neuronas en pos de obtener tanta ferretería y plumífero que a cada metro son expuestos con total y descomunal descaro. !Consumid malditos! ¡Consumid!  De marcas ni hablar, aqui las hay de todas y si alguna faltare la inventan en un «Santi-amén» . Marca «Sherpa» para el pobrete y menos exigente, hasta la «North Face» para el más osado con su bolsillo, aunque entre ambos, 700 rupias sea una nimiedad; por cada dólar americano me han dado 71 rupias, en billetes más inveterados que el tiempo.
Cámara en ristre y bajo la protección de las Galadrinas, levanto mi Kantoborgyano cuerpo, y lo invito a conquistar lo imposible: retener el tiempo, los olores y los ruidos, los ascos y placeres de las sensaciones, en impolutas imágenes. Cuadros digitales pixelados hasta la médula de la estupidez.Cuándo aprenderé, que hasta los recuerdos neuronales son … simples recuerdos, que las fotografías y videos no transfieren por el ciber-espacio lo que se siente, que cada epiceno que contemple las imágenes tendrá en su cerecate una impresión única, y muy distorsionada, porque cada uno de nosotros somos un universo. Al trastero con el metrallazo de imágenes!. Tabla raza con el USB memory Stick.
Recorrer sus callejuelas y perderse entre su gente podría ser un infierno en la mente: Nyarlathotep o el caos reptante, no soportaría el enmarañado trajín del Toboso en Nepal, un caos que a veces se torna inenarrable; ruido por doquier, rechonchos y esqueléticos transportadores de humanos que frenéticamente circulan por una verdadera longaniza de callejuelas llenas de cráteres y saturadas con ríos de bípedos.Todos vociferan al unísono, y se han acostumbrado a toquetearse sin reparo unos contra otros, quienes llevan las riendas de semejantes bestias de cuatro patas de caucho, algunas de tres, muchas más de dos, son realmente unos , maestros de escapismo. Y para colmo de males » me miras de esa manera, con esos dos manantiales que son tus ojos Nepalesa», algunas doncellas distraen al transeúnte, y logra hacerlo caer de bruces, y probar del légamo que inunda en esta época las calles, porque claro, San Pedro Aguador, colabora generosamente con sus torrenciales aguaceros, el decir «llueve a cántaros» suena a juego de niños. Con tanto alboroto, ni hay vieja en la cueva, ni pajarraco alguno canta.
Cuando el color que cae del cielo, intenta meter en vereda al inveterado caos del Toboso, se arma otra algarabía, no menos luciferina que la vigilada por  el astro rey, entonces Caos  resurge con fuerza, en lugar de emprender heroica retirada, y se une a la noche cual demonio a la legión y todos, al quinto infierno! hasta que amanece.Inicio el viaje hacia el Niño Turquessa (Cho-Oyu), después de una opípara comida, la sesión con Morfeo fué muy placentera y por poco eterna, solo desperté gracias a los bramidos del rechoncho cuadrúpedo de caucho y metal, que nos llevaría al monte.El bicharraco en mención tenía buen aspecto, fuerte, tracción en las cuatro patas regordetas y chiclosas, se llama Tata y tiene un pariente cercano, primo hermano como mínimo, llamado Bolero, con el mismo aspecto, pero Tata fue el encomendado a llevarnos en pos del Cho Oyu. Tata se ve tan fuerte como un yak, mejor dejo de escribir sobre este animalito feroz, porque mi rocinante Ruso de seguro se pondrá celoso.Casi trece horas fueron necesarias para llegar a Nyalam, a buena altura 3600 msnm, delicioso aire, y nada de ruido. A Tata le tocó sortear mil y un agujeros negros, perversos y traicioneros todos ellos. Bufaba Tata con cada sacudón, sacudíanse nuestras viseras junto a las de Tata. Demasiados controles policiales, a veces uno cada 15 minutos, cada vez que nos deteníamos, en coro, cochero y viajantes refunfuñaban, Tata se unía con un feroz bramido, le costaba detenerse, al parecer el caldo en su panza no era del bueno, algo pestilente, pues sus gases dejaban mucho que desear.

La negociación en los controles, si no me engaño, me parece iba por el tono siguiente : El Chapita decía: mmm , a ver, mmm, ¡papeles!. El Cochero respondía: déjese de hipocresías y fumémonos uno. Chapita: respete a la autoridad, al menos disimule, pero no se diga más, usted sabe: » Plata en mano, Tata rodando». Cochero: ¡Trato hecho!. Los negocios igualitos en todas partes del globo.

Desde la frontera entre Nepal y Tíbet, hasta llegar a Khodari, todo el paisaje se volvió espectacular, si el Paso Ochoa, esa herradura que resume agua cual esponja hidrópica nos sorprende, el agua que sale de las lomas y colinas de estos lares, es inconmensurable, cascadas impresionantes que por decenas caían como trenzas de la adorable Rapunzel. En el abismo un gran río repleto de recodos tronaba. Hermoso trayecto, Khodari-Sanmu-Nyalam, lo único que opacaba los sueños de ir en pos de los lomos de los ochomiles, era ver la miseria de la gente en estos pueblos tibetanos ,acosados por la conquista a bala de los Chinos. Miseria que no perturba para nada la mente de cada miembro de esa murga gigantesca que son las expediciones al himalaya, pero claro por doquier dejan la repugnante impronta del marketing.

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Nyalam, Tíbet. Leonardo Vivar Ayora
Pies en polvorosa, salimos de Nyalam como alma que lleva el diablo, primero porque los chinacos populacos ,no son amigables y piden pasaporte por si las moscas a cada rato, luego porque a Kantoborgy se le ocurrió preguntarle a Tata, que piensa de los Toyotas, a lo que Tata respondió : Son unos guacharnacos mas pesados que el plomo!. Fué la despedida de Tata, los chinacos no quisieron dejarlo pasar de Nyalam 3600msnm, 13 horas en los lomos de Tata, desde katmandú hasta Nyalam, creó bucles mutuos…espero.
El regordete Toyota no estaba mal, lo único trágico era el cochero, que a más de tirar de sus cuernos como endiablado lanzaba a siniestra escupitajos sonoros y de inenarrable aspecto. El viaje se salvó porque se trepó en el Toyota una sin par italiana para el deleite de las orgánicas cámaras de video.De camino a Thingri cruzamos un paso a 5087msnm llamado el «puente» un sitio donde las banderas con oraciones tibetanas llenan todo el espacio, Eolo se supone lleva las plegarias hacia las montañas, pero con todo respeto. El sitio, como dijo Kantoborgy más parecía un trastero, un engendro luciferino al cual algún ser alado más feroz que Don Sata, lo partió con las garras.Llegados a Thingri 4300msnm, lugar donde pernoctaríamos, para luego ir al campamento chino 4800msnm, el montañero que iba con Kantoborgy le soltó a boca de jarro sin contemplación algúna, que había olvidado las carpas para los campamentos de altura en el Niño Turquesa. Kantoborgy  no hizo más que vomitarlo con sus ojos.¿Qué hacemos, dijo el montarás?… Parece que la mirada aquerontiana de terror de Kantoborgy, conmovió a la Italiana, porque en un acto de magia se convirtió en Hada Madrina, de sopetón y sin pedir garantía ofreció prestar su North Face Mountain V25 de goretex para 2 bípedos. Y con el perdón de la vieja Grizly eureka, y de mi Wilbur, esta carpa es una joya. Asunto resuelto! encontré un Hada madrina en Thingri.Hay que tener cuidado en los paseos por los alrededores de Thingri, de repente salen al ataque cientos de cuernudos cuadrúpedos más felpudos que un panda, los que sin contemplación se abren paso por entre los despistados bípedos, si alguno de ellos ensarta con sus cuernos a alguien, el pastor de cuernudos te caerá a palos por manchar los cachos de tan hermoso cuadrúpedo. Por experiencia del montarás hacemos esta advertencia.La ayuda del Hada Madrina continuó, ya que ante la impotencia de poder comunicarnos con los chinacos y tibetanos, que nada de inglés parlan, y nosotros nada de cantonés, mandarin o tibetano, hizo de intérprete, pues resulta que el hada italiana, es antropóloga, hace su tesis de PhD en Lhasa, habla chinaco y tibetano; Kantoborgy estuvo a punto de ofrecerle fumar la pipa de los dragones, pero claro su timidez es una barrera imbatible.

La noche fue de aprendizaje, Hada nos enseño cómo pronunciar palabras, no como escribirlas, pero fue muy útil: tucheche=gracias ; tatopani=agua caliente; nameabad=gracias, sati=amigo, subaratri=buenas noches; namaste=hola; tachdele=buena suerte….

Entregados al sueño, las nefrits que tientan a los célibes, cayeron como legíon sobre cada neurona, el satélite que está en los cielos no podía darnos enlace para chapotear en las entrañas de la red, y así despistar los deseos encarnados. Que los tibetanos cuiden del Hada Madrina! Que la libren de las zarpas del montaraz!.

El mal de monte que abofeteaba el cerecate de la Madrina, era su defensa, terror causaba el imaginarse impactado por una catarata de indescriptible contenido.

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Sagarmatha ,Chomolugma, Diosa Madre del Universo.Everest desde Thingri.

De la noche en Thingri, no se debe escribir, hay cosas que es mejor dejarlas recorriendo la maraña de neuronas, reflejándose únicamente en el gúgol de espejos que es la memoria . Baste con decir que la población del hotel era numerosa, bípedos de todas las regiones de Gea, chinacos por doquier, todos asquerosamente bulliciosos, de los SH [servicios higiénicos] me cuido de mentar porque el recuerdo causa un horror nauseabundo de carácter preternatural.

La comida…otro espanto a excepción de la lata de sprite, Kantoborgy acometió con furia su dieta de hirco carpófago, para así escapar de la náusea corpórea.
A las 5am hora chinaca, es decir 3am hora Nepalí, el inveterado cochero del cuadrúpedo nipón, con su rostro de piedra, empezó a rugir al son de la chillona vocecita del Toyota, razón tenía Tata al decir que son “guacharnacos insufribles”. Lo indescifrable de sus alaridos significaban que era hora de marchar hacia el campo Chino, caso contrario perderíamos a los yaks y sus yakeros.

Kantoborgy subió a la cresta del Toyota, pues el gas emanado por el cara de piedra era com para perforar el pulmón del cancerbero más feroz. Tres horas de un paisaje arrebatador, con las montañas descomunales del himalaya por doquier, que se veían cerquita, pero todo con espantosa música que arrullaba el sangoloteo del Toyota, y llegamos al campamento Chino.
Todo sea por ir en busqueda de los Himalayas, «solitarios y prístinos…» porque en el campo Chino a 4800msnm, habían más carpas y bípedos que en todo Thingri, un hermoso paisaje, pero los nervios de ver tanto epiceno empezaba hacer sus efectos, Kantoborgy no se desprendía del coco del Toyota, paralizado estuvo por eternos minutos, poseído por las valquirias del terror, que revoloteaban por sobre los cerecates de tanto epiceno.

Lo mejor del campo Chino son los Yaks, nobles cuadrúpedos, felpudos y llenos de ilusiones por desprenderse de los bípedos parásitos que viven de él, de su leche, de su carne, de su piel, y de sus poderosos lomos y patas alquilados a los noveleros extranjeros que buscan subir a la cumbre de un ochomil antes de morir, y también a quienes probablemente sienten las nieves eternas en las venas, como lo fueron Messner, Kukuczka, Bonington y otros.

Al son del hermoso sonido producido por el tintineo constante de las campanas que penden del cogote de los Yaks, emprendimos las marcha hacia el campo intermedio a 5200 msnm, lugar al que llegamos en 2h50, tiempo récord dijo algún viejo montañero, y la verdad es que con tal de huir de tan miserable campo chino, marchamos a un ritmo infernal.
El campo intermedio, no fue la escapatoria a las masas de bípedos, al contrario, habían más mutantes, de no ser porque la reunión de Yaks y cuervos de altura le daban el toque mágico, hubiésemos caído en la tentación de dar bala a todo animal que “ríe, llora y se los me a todos”, a cualquiera de esas “monadas bulbosas que medran obstinadamente por entre las ruinas de su conciencia”. Aquí pernoctamos, y al levantarnos, la infausta noticia de que el Hada Madrina, se marchaba, por tanto engendro, pensamos, pero no, el asunto era una cefalea atroz, tenía un mal de altura incurable, así había muchos más, y la verdad es que Kantoborgy les deseó lo mismo a todos a ver si el lugar se hacía solitario.

Emprendimos la marcha hacia el campo base 5800 msnm, otra vez como alma que lleva el diablo en pos de la soledad de las montañas, nuestro ritmo infernal sumado al tintineo de los Yaks y la maravillosa vista de los nevados, hizo que en menos de 3 horas [otro récord, según el viejo montañero lo común son 5 horas] llegáramos al tercer infierno, aunque me parece que Dante se quedó corto, porque llegar en los himalayas a 5800-5900 msnm, lugar donde pasaríamos 30 días intentando treparnos al lomo del Niño turquesa, y encontrarnos con que hay más de 340 carpas de expediciones que suman más de 360 bípedos depredadores de los cuales 60 eran vociferantes chinacos populacos …Con el perdón de todos, pero las instancias cerébricas que nos conforman casi siempre se revelan y actúan por separado, en este caso la expresión “esto es un infierno, un cagadero de altura” brotó desde la neurona más irritada, desde los confines etéreos de la infelicidad.

Solo las hermosas codornices de las nieves, que danzaban alegremente por doquier, como bellas elfas que con la danza y cánticos anuncian la venida de la sin par Titania, hacían más llevadera la vida. Y por cierto el verdadero y mejor 4×4 del planeta es el Yak.

Yak

Metido al fin en la montaña, dejando de lado los viciosos campamentos llenos de humanos y sus productos, el tema era el equipo de escalada, desde los calzoncillos hasta el anorak. “Moriré! Con las botas puestas”  trillaba mientras filmaba mis patitas enfundadas en las temibles camineras Boreal, aquellas de quien MaquiDark dijo “ por decencia no deberías ir a los himalayas con esas pendejadas”.Recuerdo que otros montañeros como Malárraga y el Gavicho Cabrini del club de los búhos, lanzaban odas a las cuerudas galivierrr, boreal etc, cualquiera con tal que fuesen de cuero y permitan cebarlas con grasita de foca galapagueña. Opté por llevar sus cuerudas Boreal a los Himalayas, haciendo “tripas corazón” pese a las advertencias oscuras de los panelas que decían : “se te congelarán las patas, los pocos dedos que te quedan”, y claro también por falta de billuso.
Cerca de los 6500msnm, gorgoteando de sus cámaras de video lagrimones, empezé a filmar las garras encueradas y debidamente engrasadas, una Oda gráfica a las Boreal, que a esas alturas, y con un temperatura de -10, no daban problema a los regordetes dedos, así que el video es dedicado a MaquiDark, esa vieja máquina neuronal, amiga de muchos años, cuya instancia cerébrica es más dura de romper que un kernel.
Obviamente, no hay que ser taimado como la mula, ni cerrado como una tapia, sobre esas alturas no hay mas remedio que embotarse con las asquerosas plásticas…las botas no piensen mal, esas tales ONE SPORT, que te secan las patas porque realmente que abrigan demasiado, tanto que de bajada a los 5900msnm una de las garras estaba por derretirse, y entonces hay que hechar mano de las cuerudas Boreal.
De las fundas que cubren la instancia orgánica en las noches de montaña, también, buenas peroratas escuché, sobretodo en los campos de altura, en donde los trepadores experimentados decían : “ Kantoborgy, las huevas se te congelerán” “ se te trizarán los bellos de tu afelpado lomo” Kantoborgy pensaba: “Que falta de confianza en las plumas de las gallinas que murieron de gripe aviar, de las cuales los chinacos populacos seguramente hicieron los plumones North Face”.

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