La máquina del habla
Y como la humanidad ha pasado de los gritos y sonidos guturales de una comunicación primitiva, hacia el uso de la palabra en cientos de diferentes lenguas, alejando con ellos la posibilidad antes presente de establecer real comunicación con las criaturas de este bello planeta tierra; es mi deber hacer buen uso de tanta verborrea para bienestar de todos y de todo lo existente. Por tanto y en buen uso de lo aprendido en los centros de estudios borreguiles de infancia, colegiatura y ante todo en los centros superiores, quiero contarles con poco detalle, para poder sobrevivir en este mundo plagado de necesidades tecnológicas y amor por las cosas, la máquina que he inventado tras largos años de estudio, la cual, como ya imagino sospecharán ustedes, atentos y perspicaces lectores, mi invento mecánico electrónico, aprovecha las mareas fluctuantes del constante parloteo de la especie dominante.
Hace mucho que estuve preso de los inquietantes conocimientos científicos y su aplicación tecnológica, claro, esa capacidad cognoscitiva que al parecer va en aumento para los de la especia humana, resulta ser verdaderamente cautivante, una fatal atracción, hasta tal punto que por largos períodos de tiempo logró distraerme de mi conducta habitual y natural comportamiento, me refiero a la actividad que algunos denominan la conquista de lo inútil, porque efectivamente esa es mi verdadera naturaleza ir a por las montañas, hielos y páramos experimentando las sensaciones múltiples del hoy atemorizante acto de retornar a las entrañas de la bella Gaia; hoy llamada por los “felices” habitantes de las terroríficas ciudades de cemento y plástico como bárbara y brutal.
Es así, que por las creaciones mentales del conocimiento humano, logré hacer con la palabrería diaria de los humanos un condensador energético, una máquina del habla, es decir un artefacto que recoge lo que habla la gente y la transforma en energía; ergo, tal como ya hay por doquier paneles solares, ahora son micrófonos, que transmiten el parloteo incesante hacia la máquina del habla, que a su vez transforma, sin enloquecer ante todas aquellas voces, las palabras y gritos de todo tipo en energía que por ahora la aprovecho para… mejor eso se los cuento luego, en otro momento.
Recibí de parte de las criaturas de otros mundos un pedido especial, no de la máquina del habla, sino de que cambie el diseño de ésta para convertirla en una nano-máquina del habla, a ver si con ello se amortiguan los ruidos de esta humanidad, que a pesar de los eones que nos separan de ellos les llega y no es nada agradable pues ellos usan la telepatía y gustan de los silencios. Nosotros en cambio hablamos y como es “gratis” lo hacemos a cada instante sin medida alguna. El cambio que me solicitan aquellas criaturas es que cada humano use la nano-máquina del habla directamente en sus labios, de manera que su parloteo no sea tan contaminante y además genere un poco más de energía aprovechando el movimiento labial. Bueno, ustedes dirán de paso el mandibular, pues nos la pasamos devorando a cada instante. Ya veremos que hacer al respecto…
De pronto podríamos también aprovechar el movimiento de la lengua de los perio-verborreos con sus gesticulaciones aceleradas en la radio y la televisión…y algo también habrá que hacer para devolver a Gaia, lo que significa el parloteo constante en las redes sociales.

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